lunes, 20 de abril de 2009

Agh

No entiendo cómo la gente puede ser tan inconciente con los animales. En serio.

Hoy estaba con Rhea, en su casa y vimos un perrito tirado en la calle. Era blanco y muy bonito. Su pelaje suave representaba gran parte de su personalidad amable. Una señora estaba hablándole y le hacía cariño. Vimos que el perro a penas se movía y nos acercamos para ver si podíamos hacer algo por él (o quizás por simple curiosidad). La abuelita nos contó que lo habían apuñalado hace algunas semanas y que aparentemente le había entrado una infección. Nos dio mucha penita. Ya que el pobre se notaba decaído y con cero ánimos. Le hicimos cariño y en seguida le preguntamos a la señora dónde podíamos llevarlo. Evidentemente ella no llegó más allá de hacerle unos cuantos cariños y luego irse con su propio perrito (sano). Con Rhea nos fuimos a conseguir algo de comida para darle (ya que yo me había acabado lo que traía en la mochila en la mañana). Y el pobre apenas comía. Como que estaba bien desconfiado de todo al principio (evidentemente, si lo acuchillaron unos inconcientes), pero finalmente comió un poco.

Me sentí tan mal… porque el estado en el que estaba era realmente triste. Llamamos a la sociedad “protectora” de animales, pero no hicieron nada, y dijeron que era imposible que pudiesen llegar a ayudar. Se supone que están ahí para proteger a los animales. Pero lo único que nos dijeron era que le diésemos unos antibióticos súper rebuscados. Me dieron ganas de decirle al tipo que nos contestó “Claro, todos tenemos antibióticos bajo la manga para casos como este”. Malditos. Se supone que están ahí para ayudar a los animales como ese. Y más si unos borrachos llegaron y lo atacaron. No sé con qué cara los llaman después “El mejor amigo del hombre”.

Buscamos antibióticos, pero claro, no es muy común encontrar de esos en la casa. Y quedamos en que íbamos a juntar dinero para poder llevar al perro al veterinario mañana. O por último comprarle el famoso antibiótico. Pero dudo que podamos hacer mucho más porque seguimos dependiendo de nuestros padres en lo que respecta al dinero.

Lo que me da lata es que si ese perro hubiese sido un humano. La ambulancia llega en seguida, pero como “sólo es un perro”, nadie hace nada.

Agh.

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