domingo, 9 de mayo de 2010

Inmóvil

Inmóvil

Y caí en el sillón, para redactar esto en mi mente. Me reí de mi incapacidad de ser narrador omnisciente. Suspiré, y me resigné a tener que hablar de mí, porque olvidé un poco cómo meterme en los pensamientos de las demás personas. O de mis amigos imaginarios y mis personajes que andan por ahí repartidos, hacen cosas que no entiendo y parece que no quiero entender.

Sé que tengo que levantarme y buscar un vaso de agua porque mi garganta está seca de nuevo, pero estoy muy ocupada pensando en esto.

Hay flores encima de la mesa, flores frustradas. Ningún polen me puede dar mas alergia que el que tiene dramas de autoestima.

Mi respiración empieza a bajar las revoluciones y me doy cuenta de que me voy a quedar dormida. "No te duermas", pienso, pero los ojos se me cierran.

Mis amigos imaginarios se aparecen de la nada y hacen una fiesta de té mientras yo sigo al borde del abismo del sueño. Uno me ofrece una galleta, y cuando estiro mi mano para recibirla me doy cuenta de que se puso a llover dentro de la casa.

"Uy, me carga cuando pasa eso", digo justo antes de dormirme.

martes, 30 de marzo de 2010

Lo que sucede cuando no estás en tu casa

Lo que sucede cuando no estás en tu casa

Gracias, Desenterrado :)


- Y se volvió a ir con la cabeza gacha. -Dijo la puerta después de haber sido azotada contra la pared.
- No me gusta cuando está enojado. Siempre me termina derramando el café encima y me quema. -Dijo la mesa del comedor.
- Pero a tí no te golpea contra la pared cada vez que se va. Tienes suerte de no haber sido puerta.
- O piso.
- ¿A tí qué te hace? -Preguntó la puerta después de la intervención del piso. Con la mirada altiva, "No hay nada peor que lo que me hace a mí", pensaba.
- Bueno, a ustedes les toca cuando anda triste o desanimado, pero cuando está feliz y se pone a saltar de un lado a otro, es insoportable. A demás que tengo que aguantar a esa alfombra que me cae pésimo.
- ... Y te aprovechas que está en la tintorería. -Dijo la mesa riendo.
- Por supuesto, si llegara a escucharme...
- Ay, por favor, escúchense, todos se quejan de lo complicada que es su vida y nadie pensó en mí. -Dijo el refrigerador. -No me ha quitado el hielo en tres meses, en cualquier momento perderé la sensibilidad. Y siempre derrama la leche encima, porque no le gusta perder el tiempo cerrando bien la caja.
- A mi siempre me olvida. -Dijo el celular, justo cuando la puerta sintió un cosquilleo en su cerradura, y apareció él de nuevo. -Pero luego se acuerda y vuelve a buscarme. -Agregó el celular. -No hay nada peor que ser olvidado. Creo. Soy un celular, no sé mucho al respecto.
Él se lo echó al bolso y salió apurado de nuevo, dándole un golpe más suave a la puerta.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Él encontraba las cartas tiradas por ahí.

Él encontraba las cartas tiradas por ahí.

Cerró los ojos mientras la lluvia le caía encima. Siguió caminando por las calles vacías y chocó con un poste. Decidió que era mejor estar despierta si iba a caminar tan rápido.


Comía chocolates semi congelados para ver si asi los sonidos de realidad la traían de nuevo a este mundo, como si el crujido pudiese hacer algo por ella. Como si alguna vez realmente hubiese estado despierta.

Yo la miraba, desde mi escondite, cerca de los árboles del parque que todos llaman "peligroso". Ella sabía que yo estaba ahí, pero nunca había hecho nada al respecto, ni siquiera mirarme.

Yo sé que cuado escribe cartas serias a la gente, se preocupa de escribir las mayúsculas, porque cuando no es en serio, siempre las olvida. Y también olvida los tildes. Y en realidad no importa, porque cuando no habla en serio, todo lo que dice es demasiado fácil de entender, o al menos eso parece, porque todo lo que dice tiene un significado que va 'algo más allá'. Como si te contara su vida entre las mayúsculas que no escribe.

Es que ella no habla. Cuando tenía 13 años decidió tomar un voto de silencio (¿se dice así? ¿"tomar un voto de silencio"?), y ahora tiene 15, y sigue sin hablar, aunque toda su familia dice que falta poco para que empiece a hablar de nuevo.

Yo la sigo porque cuando la vi sentí como mariposas en el estómago. Mi mamá me dijo que era muy chico para sentirlo, pero no es como si hubiese inventado esa sensación, se apareció sola.

Mi mamá ahora se fue al cielo. Sé que en realidad el término es "se murió" y punto, pero como tengo 9 años, me dicen lo otro, como si eso cambiara el hecho de que ya no la puedo abrazar. No entiendo por qué la gente trata a los niños como estúpidos.

- Oye, ¿quieres un poco? -Me dijo ella, que de pronto se había quedado parada frente a mí. Por unos segundos me quedé pegado, sin saber qué decir, hasta que estiré mi mano y recibí el chocolate, para luego mostrarle mi sonrisa.

domingo, 31 de enero de 2010

Nubes

Hubo un tiempo en el que creí que las nubes eran alas perdidas... algo así como el lugar a donde van a parar cuando la gente se las corta. Las primeras alas que cortaron se volvieron locas al no tener alguien con quien volar y se elevaron hasta el cielo, y por eso lloran. Se parecen a los adultos; a la "gente grande" que se sienta y llora, y a veces se olvida de que se puede hacer algo al respecto.

A veces yo también me convierto en alguien adulto (en ese aspecto), pero luego, siempre encuentro el camino de vuelta a mi sillón, para ver las nubes del cielo. Las blancas y grises, ambas conviviendo en un eterno festín de rayos solares.

Por eso son tan mágicos los granizos y la nieve... cuando hace mucho mucho frío y no te queda otra opción que cultivar el calor interior, y entonces el hielo cae sobre tu cabeza como queriendo despertarte. Y es como si te estuviesen devolviendo tus alas.

Pero mucha gente no lo ve así, y quizás ni siquiera sea así. Pero yo creo que es así.

martes, 12 de enero de 2010

Marisopas

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