miércoles, 29 de abril de 2009

Mi sueño es ser daltónica

Aunque sea por un día.

Quiero ver el famoso transantiago de otro color.

martes, 28 de abril de 2009

[Untitled]


Siempre veo los cuentos sin título como algo que quiere parecer misterioso pero que simplemente es indefinible. Bipolares tal vez; o peor, multipolares. Quizás son sólo cosas en las cuales no queremos pensar... entonces no rebuscamos títulos en nuestras cabezas. Tengo muchos cuentos de ese tipo (o tenía, en el cuaderno que perdí). Bueno, cualquiera sea el caso, me tiene dando vueltas.

... A veces me pregunto si yo soy uno de esos cuentos sin título.

jueves, 23 de abril de 2009

Liceo 1 en cien palabras

Hubo un concurso en el liceo del cual no me enteré hasta que el plazo de entrega ya había terminado, aún así, escribí un pseudo cuento corto...

"¿Quién necesita cien palabras para describir al liceo?" pensó la chica después de ver el anuncio pegado en la pared. "Yo sólo necesito unas cuantas: 'Masa de profesores y alumnas encerrados en un establecimiento con rejas verdes (mal pintadas).'"

martes, 21 de abril de 2009

Cumpleaños


Feliz cumpleaños, Lizz.
(L)

[Si eres Lizz, mira al final del blog. Bien abajo]

lunes, 20 de abril de 2009

Agh

No entiendo cómo la gente puede ser tan inconciente con los animales. En serio.

Hoy estaba con Rhea, en su casa y vimos un perrito tirado en la calle. Era blanco y muy bonito. Su pelaje suave representaba gran parte de su personalidad amable. Una señora estaba hablándole y le hacía cariño. Vimos que el perro a penas se movía y nos acercamos para ver si podíamos hacer algo por él (o quizás por simple curiosidad). La abuelita nos contó que lo habían apuñalado hace algunas semanas y que aparentemente le había entrado una infección. Nos dio mucha penita. Ya que el pobre se notaba decaído y con cero ánimos. Le hicimos cariño y en seguida le preguntamos a la señora dónde podíamos llevarlo. Evidentemente ella no llegó más allá de hacerle unos cuantos cariños y luego irse con su propio perrito (sano). Con Rhea nos fuimos a conseguir algo de comida para darle (ya que yo me había acabado lo que traía en la mochila en la mañana). Y el pobre apenas comía. Como que estaba bien desconfiado de todo al principio (evidentemente, si lo acuchillaron unos inconcientes), pero finalmente comió un poco.

Me sentí tan mal… porque el estado en el que estaba era realmente triste. Llamamos a la sociedad “protectora” de animales, pero no hicieron nada, y dijeron que era imposible que pudiesen llegar a ayudar. Se supone que están ahí para proteger a los animales. Pero lo único que nos dijeron era que le diésemos unos antibióticos súper rebuscados. Me dieron ganas de decirle al tipo que nos contestó “Claro, todos tenemos antibióticos bajo la manga para casos como este”. Malditos. Se supone que están ahí para ayudar a los animales como ese. Y más si unos borrachos llegaron y lo atacaron. No sé con qué cara los llaman después “El mejor amigo del hombre”.

Buscamos antibióticos, pero claro, no es muy común encontrar de esos en la casa. Y quedamos en que íbamos a juntar dinero para poder llevar al perro al veterinario mañana. O por último comprarle el famoso antibiótico. Pero dudo que podamos hacer mucho más porque seguimos dependiendo de nuestros padres en lo que respecta al dinero.

Lo que me da lata es que si ese perro hubiese sido un humano. La ambulancia llega en seguida, pero como “sólo es un perro”, nadie hace nada.

Agh.

martes, 14 de abril de 2009

Pascua sin huevitos.


Es que no entiendo a mi padre a veces... Le gusta actuar como si fuera una niña que necesita dirección para lo que tiene que hacer con su futuro. Pero luego, me trata como adulto y no me da chocolates de pascua.

Honestamente, esto fue como un balde de hielo en la cabeza. Y ni siquiera sólo en la cabeza. Sino que también en los pies, las manos y los ojos. Quizás por eso me resfrié.

Es que yo insisto en que todos mis resfriados son psicológicos.

Bueno, volviendo al tema. Mi mamá ayer me trajo huevitos. Pero no fue lo mismo. Y ella lo sabía. Aún así disfrutamos juntas de una cajita de chocolates que duró no más de 15 minutos.

¿Será que estoy empezando a crecer?

¡No quiero!

¿Acaso no ven lo pendeja que soy a veces?

jueves, 9 de abril de 2009

Te extraño...

¿Alguna vez te has preguntado por qué cuando echamos de menos a alguien decimos 'te extraño'?

Pamela dice que es porque estamos tan cómodos y complementados con alguien más, que cuando ese alguien se va por un tiempo, nosotros nos sentimos extraños y usamos esa expresión porque realmente sale del alma.

Y creo que tiene razón porque hoy pude comprenderlo mejor.

Extrañaba a Denisse. Y cuando la vi hoy y me golpeó con una almohada, pude recordar lo que era compartir sala de clases con ella. Luego quise irme del colegio. Luego deseé no haber entrado nunca. Y ahora no quiero irme. No sé si aguantaría el peso de... dejar de ver a ciertas personas... por mucho que 'mantengamos el contacto'. Definitivamente me sentiré extraña cuando salga del colegio. Y ya "extraño" todo ahora que sé que se irá.

Pamela cree que cuando entramos al colegio nos quitaron algo y lo guardaron en una caja, y que nos devolverán ese algo cuando nos vayamos. Pero... quizás... ya sea "extraño".

Siento que desde que entré al colegio dejé de crecer.

Oh Dios, me quedé pequeña... viéndolo así, sólo tengo 6 años. Eso es algo bueno.

lunes, 6 de abril de 2009

Loser


- La verdad es que eres la persona más loser que he conocido. - Dijo ella mientras yo seguía intentando arreglar mis lentes con algo de cinta adhesiva blanca (era lo único que había en mi casa).
- Aún podría ser peor. - Dije rendida al darme cuenta de que, por fallas de la vida, la cinta adhesiva simplemente no funcionaba para "arreglar" mis anteojos. Le saqué un cordón a mi zapato y lo amarré ridículamente para intentar sujetar el crital al marco negro de mis lentes.

sábado, 4 de abril de 2009

Sin titulo.

Me gusta mirarla mientras abre y cierra ventanas. Se ve extremadamente divertida; sobre todo cuando alguna no le funciona. Su rostro de frustración es único.

Los que han venido antes de mí me dicn que no me acostumbre mucho, porque duramos poco. "No más allá de dos semanas" concuerdan casi todos. Yo sólo llevo 5 días y ya me parece fascinante el llevar la cuenta de las cosas que escribe al día.

Me da risa su obsesión por escuchar música en cada momento del día. Y la forma en la que divide las bandas según su estado de ánimo.

Lo que es triste, es que a veces se olvida de mi existencia, tal vez se deba a lo tieso que siempre estoy. Aunque tiene bien claro que eso no es mi culpa.

De todas formas, comparándola a ella con algunas otras personas que me ha tocado compartir, es más sociable conmigo: Me habla y a veces hasta me cuenta sus dramas... como sus intentos fallidos de entender biología. Y me río cuando pretende estudiar cuando lo único que hace es hojear los cuadernos, quejarse de que no entiende y llamar a su amiga Natalia para que le explique.

Lo mejor de todo es que siempre se despide de mí...
Antes de presionar el botón de "apagar equipo", me dice adiós con su mano; a mí, su protector de pantalla.

miércoles, 1 de abril de 2009

No me gusta -- Me gusta.



No me gusta comer chicle. No sé por qué. Pero nunca me ha gustado. Detesto el olor, la textura y el ruido que hace al mascarlo también. Lo único que lo salva es la palabra "chicle"; suena bonito. El problema es que me recuerda a todo lo que significa. Todos esos niños haciendo globitos de chicle y dejando parte de éste pegado en sus labios. Una sustancia rosada y de olor extremadamente dulce.

Me gustan los dulces. Eso, sí. Los dulces. Aunque a veces le hagan daño a mi lengua y me duela el paladar. Me gusta la sensación de tener algo tan exquisitamente dulce en mi boca. Y que se vaya haciendo pequeño de a poco. Y morderlo pero sin que se rompa.

No me gusta esta necesidad viciosa que tengo por comerme las uñas. Y no tiene nada que ver con el ser femenina o no. Pero me duele escribir con los dedos mordidos.

Me gusta cuando tengo bolitas de anti estrés para distraerme. Pero, por alguna extraña razón, todas las que tengo mueren accidentadas.

No me gustan las sábanas blancas. Me dan unas ganas tremendas de ensuciarlas pisandolas con mis zapatos sucios.

Me gustan unas que tengo que son verdes. Son mis favoritas. Porque tienen verde y morado. No muchas fábricas de sabanas se atreven a hacer esa mezcla. Pero estas son tan atrevidas que me encantan. Son lejos las mejores que tengo.
Marisopas

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