viernes, 29 de mayo de 2009

Aleteos en el estómago

Es curioso que la misma sensación que tenemos cuando estamos asustados, es la que asimila a cuando estamos enamorados. También cuando estás triste... o feliz.

Quizás el amor resume todo eso.

Pero no es simple.

No sé por qué la gente suele asociar la palabra "resumido" con "sencillo".

A veces, el hablar las cosas es lo mejor que se puede hacer.

martes, 19 de mayo de 2009

Inocencia

Querido David:

Imagina un día nos perdemos por ahí. Así como se esconde el cielo tras las nubes. ¿Somos así tan grandes como el cielo? Yo me siento muy chiquito, pero mi mamá dice que hablo mucho. Tal vez lo que digo me hace ser grande. Así tan grande como el cielo. Yo creo que en realidad no es tan grande. Se parece un poco a esos algodones de azúcar que me compra mi hermana, cuando los apretas son realmente chiquitos. Después de todo, el cielo es sólo aire. El aire se aprieta... ¿En qué se convierte el aire cuando se aprieta? ¿Es agua? ¿O fuego? ¿Cómo se podría apretar el aire? ¿Crees que los aviones "aprietan el aire" para poder volar? A mí me dan miedo los aviones, y eso es raro porque mi papá es aviador.

La verdad es que ni siquiera sé si puedo escribir bien. Antes de enviarte esta carta le dije a mi abuelita que tratara de hacer que se entendiera un poco más. Ella dice que pienso muy rápido y escribo muy lento. Tal vez se me enredan las cosas. ¿Vas a venir a mi cumpleaños? A mi hermana se le escapó que van a traer a un mago, como de esos reales... que hacen desaparecer las cosas. ¿Me podrá desaparecer a mí? ¿A dónde voy si me hace desaparecer?

Me dijeron que no te ahogara tanto con preguntas. Dijeron que estabas cansado con todo esto de la universidad y que mejor fuera breve. Pero te extraño, David. ¿Cuando se acaba la Universidad? ¿Y si le digo al mago que la haga desaparecer?

Con cariño, Willy

PD: Sí, ahora me llamo como Willy Wonka.


Terminó de leer confundido. ¿Quién recórcholis era David? Fuera quien fuera; tenía claro que no era él. De todas formas, sacó un lápiz y una hoja en blanco para responder.

domingo, 3 de mayo de 2009

Decepción


No, eso no podía ser cierto. Ya casi eran las doce de la noche, de aquél 14 de junio cuando cumplí 11 años. ¿Dónde estaban las lechuzas? ¿Y la famosa carta que supuestamente debía llegarme? Admitámoslo, mayor parte del tiempo era lo suficientemente rara para entrar a Hogwarts, pero por alguna razón, las calles seguían igual de vacías de siempre. Y los únicos pájaros que volaban eran los que alcanzaba mi imaginación a recrear. Me fui a acostar, pensando que probablemente no me dejaron entrar porque tenía frenillos... los magos discriminan mucho.

Me levanté algo angustiada, ya no era 14 de junio; eran las dos de la madrugada del 15. Me miré al espejo y observé fijamente mis frenillos ¿No sería que los hechizos rebotan en esas cosas y por eso no es conveniente entrar a Hogwarts?

Mi madre me llevó el desayuno a la cama y me dio un agradable abrazo. Pero yo seguía fantaseando con que algún día, podría preparar el desayuno desde mi cama con la ayuda de una varita.

Todo por los frenillos. Todo por haber tomado leche en mamadera hasta muy tarde, todo porque mis padres no me quitaron el chupete a tiempo. Eso provocó que mis dientes crecieran en diferentes direcciones (casi mutantes) y luego, no pude entrar a estudiar magia.

¡Y todo por el dentista tambien!

Los dentistas en serio se quieren apoderar del mundo, creanme.
Marisopas

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