domingo, 9 de mayo de 2010

Inmóvil

Inmóvil

Y caí en el sillón, para redactar esto en mi mente. Me reí de mi incapacidad de ser narrador omnisciente. Suspiré, y me resigné a tener que hablar de mí, porque olvidé un poco cómo meterme en los pensamientos de las demás personas. O de mis amigos imaginarios y mis personajes que andan por ahí repartidos, hacen cosas que no entiendo y parece que no quiero entender.

Sé que tengo que levantarme y buscar un vaso de agua porque mi garganta está seca de nuevo, pero estoy muy ocupada pensando en esto.

Hay flores encima de la mesa, flores frustradas. Ningún polen me puede dar mas alergia que el que tiene dramas de autoestima.

Mi respiración empieza a bajar las revoluciones y me doy cuenta de que me voy a quedar dormida. "No te duermas", pienso, pero los ojos se me cierran.

Mis amigos imaginarios se aparecen de la nada y hacen una fiesta de té mientras yo sigo al borde del abismo del sueño. Uno me ofrece una galleta, y cuando estiro mi mano para recibirla me doy cuenta de que se puso a llover dentro de la casa.

"Uy, me carga cuando pasa eso", digo justo antes de dormirme.
Marisopas

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