martes, 18 de agosto de 2009

Corte de pelo

Ese día traté de hacerlo de nuevo. Junté fuerzas y caminé al peluquero de la mano de mi mamá que repetía "No serás más tonta si te cortas el pelo... Que lesita eres". Pero no, no son bobadas. Desde siempre pude observar cómo la gente de pelo corto en mi familia era la que peor actuaba... mi abuelo, mi tío, y para qué decir mi padre.

Faltaban pasos. Lo juro, eran pasos, de verdad lo iba a hacer, pero me arrepentí y quise salir corriendo. Entonces mi mamá apretó más mi mano, entró a la peluquería conmigo, y en vez de sentarme en la silla de clientes, me acomodó en el sillón de espera. Se paró decidida frente al peluquero y le dijo:

"Córteme el pelo... algo así como Sinead O'Connor".

Y ese día, mi mamá se cortó el pelo para mí. Sin ninguna lágrima, más con una sonrisa.

Ahora me corto el pelo una vez cada dos meses.

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