martes, 17 de noviembre de 2009

Ballet

Me encanta y me carga el ballet (si, al mismo tiempo). Me encanta porque es bonito. Me carga porque me engaña. Me hace creer algo que no es. Me hace creer que las relaciones de pareja son súper fáciles. Miren, les explico la toería de todo esto:

1.- Bailarín principal es presentado como alguien muy bueno.
2.- Bailarina principal es hermosa y se siente sola. También hace el bien.
3.- Bailarín principal conoce a la bailarina principal y se enamoran.
4.- Bailan un rato y se besan.
5.- Alguna situación o persona (o ambas) intentan separarlos.
6.- Luchan por su amor.
7.- Vencen y quedan juntos para siempre.

Cuando salgo del teatro municipal, después de ver ballet, siento que puedo conquistar a quien sea. ¡Es súper fácil! Pero después resulta que me veo enfrentada a la persona y BAM. Listo, me doy cuenta de que no es ni remotamente fácil.

Lo peor es que el bailarín se enamora de la bailarina ¡sin siquiera conocerla! ¡pero nadie le critica nada! Si a mi me gusta alguien sin conocerlo tanto. Uy, es terrible. Si llevamos poco tiempo conversando, es imprudente.

Y luego me armo de valor para decir lo que siento... ¡pero no sale! y cuando sale, es torpe. O lo escribo porque no puedo hablarlo y luego me doy cuenta de que soy pésima porque suelo tener ese famoso problema "unidireccional".

Agh... maldito Ballet. Es casi tan mentiroso como los gringos... con la diferencia de que el ballet es lindo.

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Marisopas

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